viernes, 27 de septiembre de 2024

Reflexión deflectora III

 Creo que con todo esto de las redes sociales, la imagen se condiciona. Antes existíamos sin la inquietud de pensar en si alguien podría llegar o no a ver o saber lo que estamos haciendo en ese momento. Qué cosas nos gustan, qué pueden ver los demás que nos gusta, qué cosas nos gustarían más en serio sin la mirada inquisidora constante. Quizás no, quizás es un rollo nomás, pero me surgió a raíz de estar mirando una película y empezar a pensar: ¿será buena esta película o busco otra? ¿estaré aprovechando bien mi tiempo? ¿me dará material para rellenar alguna interacción social en algún momento? Y al pensar eso último, sentí un poco de vergüenza (porque me sentí auto-condicionada por un otro), y volvió a mi cuerpo el mismo sentimiento de los tiempos en que esas cosas no me importaban y uno solo se dejaba guiar por el pequeño camino fortuito que elegía, sea lo que fuere. En este caso, porque en esos tiempos la película venía en un DVD y no había opción de cambiarla. Una la escogía y había que verla hasta el final. Mucho tiempo tuve esa costumbre dentro mío, de no poder dejar a medias alguna obra, aunque fuera la peor película del mundo. Ahora si no me tinca al principio, retrocedo y busco otra cosa, ya no siento culpa. Aunque a veces me de culpa no sentir culpa por eso. 

Eso de la inmediatez también es un tema serio. Estaba empezando la película, viendo los créditos iniciales, y siempre me ha gustado mucho ver los créditos, pero una parte de mí sentía ese impulso impetuoso de adelantar esos créditos. ¿Cuál es el apuro? y habiendo tanto trabajo detrás. A veces me siento mal porque pienso que nadie ve los créditos, y yo tampoco. Pienso en las personas que hicieron el trabajo de diseñar y escribir todo eso que nadie termina de ver, me da pena y los veo hasta el final. Aunque nada de lo que leo quede en mi memoria. Es como si cada palabra que entra por mis ojos empujara a la anterior hasta abandonar mi hipocampo. Eso me pasa en general en la vida, por eso nunca tengo argumentos para discusiones impotantes, aunque mi alma esté segura de las cosas que siento, me cuesta mucho defenderlas. A veces la pasión no es nada si no está acompañada del dato certero.