No sé cómo empezar a escribir porque no sé por qué estoy escribiendo. Siento una rareza interna tan grande que raya en la angustia y el mareo, pero desconozco su origen. Eso le echa un poco más de leña al fuego. Y, hablando de fuego, es un elemento que ha estado muy presente el último tiempo (escribo para no pensar). Desde las barricadas en Santiago hasta las fogatas que constantemente hicimos en el río Quilpo este fin de semana que pasó. Un mes se cumplió desde que empezó todo, pero no me convence esa situación como razón para sentir esta angustia. Confío mucho en mi gente, en que van a cuidarse, en que están súper protegidxs y nada va a pasarles. Es extraño como ese miedo por los seres queridos se va volviendo un sentimiento constante, y capaz el cuerpo no aguante tanta incertidumbre, desprotección y vulnerabilidad. Quiero pensar que está 'todo bien', al menos en mi círculo cercano, porque sé que en el lejano no lo está. Y eso también me angustia mucho a veces porque no existe nada que yo pueda hacer para ayudar. Son las 04:06 de la mañana y no puedo pegar un ojo a pesar de lo cansada que estoy. Todo indica que mañana estaré peor, pero si el día se apiada capaz que podría salir una siestita loca por ahí. De todas formas será otro día. Y sea lo que sea que ahora se encuentre en mi interior acongojándome mañana ya se habrá ido (espero). Estoy feliz igual de estar en Córdoba. Mi otra familia y hogar.