lunes, 13 de noviembre de 2023

En el apogeo de los síntomas sin origen

 Hace varios años que esto empezó, pero ahora estoy peor que nunca. Cuando quiero estar de pie, con el estómago hacia adentro y la columna derecha, siento que mi abdomen y mi columna hacen un esfuerzo enorme por mantener esa posición, como estar haciendo una plancha eterna, muy incómoda, pero no llega a ser dolor. Es una especie de fatiga, de sentir que en cualquier momento mi columna va a sucumbir ante el esfuerzo y se va a quebrar. Mi cuerpo descansa mucho con el abdomen afuera y la columba encorvada.

¿Viste cuando uno sostiene alguna cosa o alguna posición por mucho tiempo, que el cuerpo se empieza a fatigar, empieza a temblar, a sentir como que se va a desmoronar? Eso es lo que siento todo el tiempo, solo por el hecho de tener que existir y sostener mi tronco (y es lo que siente mi cuello de sostener mi cabeza, que está bien, es gigante, pero nunca tanto)(o por lo menos mi cuello estaba entrenado). Suena exagerado, siempre he sido buena para la hipérbole, pero así se siente a niveles invisibles para el ojo externo. Algunos días más, otros días menos. No puedo evitar pensar en ¿qué trabajo podría mantener? Si cada día tengo menos control sobre mi cuerpo y mi voz. A veces me da mucha pena escucharme, sentir cómo se me engola la voz y se me abre la garganta. Y tengo que hacer un gran esfuerzo para poder terminar lo que estoy diciendo. Sumado a la dificultad de tratar de hablar con la pena en la garganta por no poder dejar de hablar extraño. Porque extraño cómo hablaba antes. Porque ya ni siquiera me acuerdo. Trato de pensar ahora en el sonido de mi voz y no soy capaz de recordarlo. Si pienso en la voz de mis seres queridos, se me vienen como un flechazo de sonido en el que escucho sus timbres, los recuerdo. Pero si pienso en la mía, no. Se fue. Y quiero que vuelva.