viernes, 5 de junio de 2020

Si me llegara a ir ahora

   Creo que me encontraría en un buen momento. Siento mucha paz de haberme dado cuenta hace unos años que el camino que estaba siguiendo no era el indicado (aunque aún no haya encontrado del todo el camino que sí) (¿existe realmente?). Dejé de preocuparme por las cosas materiales, el estatus o el éxito social es algo que no podría importarme menos (me da risa la palabra estatus, estatus, ésta, tus). Le he dado suficiente tiempo a mis familia, a mis amigxs y a mis pasiones. No tengo donde caerme muerta, pero tengo la tranquilidad de que la mami Tierra va a estar con los brazos abiertos para recibirme cuando eso pase. Me da pena pensar en dejar de existir sólo por el hecho de que, a pesar de todo, disfruto mucho todo lo que habita este mundo -aunque me duelan de sobremanera las injusticias-. La vida es un regalo como dicen por ahí y qué mejor que haberle sacado el jugo todo lo que pude (aunque me falte tanto más por hacer y conocer aún). Creo ser agradecida por todo lo que me pasa, lo bueno y lo malo, y no me arrepiento en ningún momento de nada de lo que haya hecho porque todo me ha servido para ser quien soy, pensar como pienso y sentir como siento. Una vez me dijeron que yo inspiraba mucha "sensación de presente", así como de ser consciente realmente del momento y no mostrarme ansiosa por cosas que aún no han llegado. Yo y mi cabeza sabemos que eso no es así, pero es algo a lo que aspiro de todas maneras. Por eso, cuando el miedo o la ansiedad me atacan en las noches, intento recordar que esta vida que estamos viviendo es tan transitoria como un segundo, un mísero soplo de viento medido con otra escala de tiempo. Somos una fugaz circunstancia de este Universo y nada de lo que me pase a mí o a nadie va a cambiar el curso que ese Universo lleve. De alguna forma minimizar mi existencia me hace sentir más tranquila, saber que nada de lo que hagamos o dejemos de hacer va a hacer que la Vida en sí misma deje de suceder, que quién sabe a dónde va, simplemente pasa, explora, explota por ahí, nacen y mueren cosas, todo se mueve y se transforma constantemente, y nada tenemos que ver con ello. Podemos, como especie, dejar de existir, pero al cabo de un tiempo la Naturaleza volverá a recuperar su espacio y seguir su camino. Durante nuestra estadía como humanxs nos hemos encargado de destruir toda la maravilla que ella nos estaba entregando, eso nos hace seres indignos de seguir disfrutando -o arrasando más bien- con tamaño privilegio, y ella  ahora lo está demostrando. Sé también que no es culpa de la humanidad como especie porque sí que hay seres conscientes, sino de ciertos personajes malvados -o ingenuos- y modelos económicos que por desgracia nos controlan a todo el resto. Espero que eso cambie pronto y que se reemplace la competencia por la colaboración. Pero si no pasa, creo que es por todo eso que dije que no me da miedo o tanta rabia todo esto que está pasando. Que la Naturaleza descanse de nosotros de una vez por todas, sea libre y se tome un momento largo para respirar. Lo que necesite. Y que de paso se lleve a todos los nefastos, no sólo a lxs pobres y abandonadxs.

Si me llegara a ir ahora echaría mucho de menos la corporalidad y las sensaciones que todo me genera, pero no me iría con absolutamente nada pendiente (mentira, grabar mis canciones, ayura). Creo que di de mí todo lo que tenía. O eso intenté al menos. Sólo espero que cuando la ola pase, hayamos recuperado un poco de esa sabiduría ancestral reprimida. La consciencia ejemplificadora que todxs debemos tener en nuestro interior y que debería guiarnos en cada movimiento que demos en este breve paso por este plano. Seamos buenas con el resto, la bondad es lo único que puede llegar a llenar la cantidad innumerable de corazones vacíos que nos rodean.