lunes, 21 de septiembre de 2020

Corrientes de desvelo i

De la tribu de los niños perdidos en un mundo globalizado. 

Imagino el mundo como una gran madeja de lana donde los unos se hablan a los otros constantemente, haciendo un entretejido comunicativo hermoso e infinito (o tal vez finito). A veces me siento intentando entrar en ese enrtrelazado, pero es como que, por más que intentara, no logro entrar en la madeja. Empujo con el hombro a ver si me hacen un lado, pero nada. Al final me duele el hombro de tanto empujar. ¡Y cómo duele! quiero llorar. 

Yo sé que ese sentimiento de no encajar no es tan real como parece, porque somos muchos quienes nos sentimos igual y porque, de repente, yo también me encuentro disfrutando de las cosas cotidianas, riéndome de estupideces, expresando y comunicando como cualquier otro individuo. Escribiendo ahora mismo esto, por ejemlo. No todo puede ser la cueva.