Nacemos muy chiquititos
morimos aún más pequeños
si todo parece un sueño
al mal, realidad le quito.
Con el día me desquito
en la noche el miedo hiberna
me alumbra como linterna
interpelar la rutina.
Tormenta que se avecina
enseñanza que es eterna.
Nos convocan los misterios
de esta vida que improvisa
mientras la mente revisa
lo que era un cementerio.
Ciñéndome al buen criterio
dejo a la duda me espante
porque de ahí nace el aguante
de darle cara a los días.
Me sosiega el alma fría
esta soledad menguante.