lunes, 25 de marzo de 2019

Partiendo por mi

   Hace tanto tiempo que no sentía roto el corazón. La última vez que estuve con alguien fue diferente porque terminamos una relación, no se acabó el amor sino que se encausó hacia un lugar distinto. Y lo vivimos juntos y lo seguimos encausando juntos día a día. Me refiero a cuando el amor no llega a ningún lado porque quien debería recibirlo ya no está ahí para atajarlo. Y es gracioso porque, sin que nadie se los pida, es como que se esforzaran en sacarle a una el amor desde lo más profundo, guardado bajo siete llaves. Y cuando por fin lo logran te dejan con ese amor en la mano y se esfuman. Por miedo o egoísmo o se acordaron demasiado tarde de que no querían involucrarse o anda a saber. Y de repente no sabes qué hacer con él (porque ¿dónde mierda me lo meto?) y queda ahí como flotando en el vacío, lanzado a la deriva, a su suerte, al olvido, a su muerte. Y resulta que ese vacío y esa deriva también se sienten dentro, como si ese amor que queda vagando fuera yo misma flotando en el espacio, en la nada, sin nadie ahí para tomar mi mano y sacarme de esa oscuridad. Completa y absurdamente sola, porque tanto cuidado tuve de esconder bien mis llaves en primer lugar. Y es que a veces una confía. Y falla. Y de verdad que no recordaba el vacío que se siente cuando eso pasa.




(Porque amor libre no significa libertinaje. El corazón monógamo también merece esa libertad; la libertad de la confianza junto con la muerte de los celos. Libertad de elegir el querernos cada día, de elegirnos como compañerxs cada vez que nos tomamos de la mano o que sonreímos por tenernos al lado, por acompañarnos. Porque un compañero que no acompaña no es más que un extraño, ni siquiera es un amigo. Alimentar de amor el alma y dejar que mueran de inanición los egos. Dure lo que dure. Pase lo que tenga que pasar. Aunque sea un día, aunque ni siquiera sepamos nuestros nombres. No exijo lo mismo de ti mas espero siempre sinceridad.)

Yo sé que esto va a sanar, lo tengo claro. Sólo hay que mantenerse firme bajo la cornisa hasta que el terremoto pase. Y por cornisa me refiero a paciencia. Y por terremoto me refiero a tristeza.

Hoy lloro por el amor fraternal y el romántico. Porque el gran gran gran error que cometemos es esperar algo de las demás personas y no hacer las cosas con el amor desinteresado que todo merece, sin esperar nada a cambio, solo por el placer de hacer y entregar lo que me gustaría que hicieran por mi.

Partiendo por mi.


Imagen relacionada


(Y es que los dolores son aprendizajes, llamados de atención que nos traen de vuelta a la tierra, a escucharnos, conocernos y sentirnos más cerca de nosotrs mismxs)