miércoles, 30 de abril de 2014

Por ti o por algo

La fiebre atonta. Y es que el miedo es la fiebre de los débiles y la inercia de los otros tantos. Y te desorienta a cada grado que sube mientras los ojos se nublan cuando sólo ven pasar la vida ante ellos. No porque quieran, sino porque sienten la incapacidad de moverse y pestañear por voluntad propia. Retrocedes veinte años y los rayos de luz que penetran la cortina te avisan que todo está donde mismo, que no es malo retroceder un tiempo porque lo que existe para ti ahí afuera seguirá sin moverse hasta que la fiebre pase. Tranquilidad, calor, resguardo y manos suaves. Todo lo que se necesita para no salir nunca de las sábanas. Cambiar lo seguro por lo inexistente. Dormir antes de haber vivido. Es difícil saber si todo pasa por algo, pero es más difícil no dejar que las cosas pasen y quedarse con la eterna duda de toda una vida que pudo haber sido. Ni por la fiebre que no baja, ni por algo, ni por nadie.


En este día, feliz vida.